La iniciativa de la fundación de la revista La Vida Sobrenatural partió
de un grupo de amigos de Valencia y, sobre todo, de Bilbao; ambos grupos estaban
formados por fieles seguidores del P. Arintero y mantenían contactos con él, además
de asistir a los cursos y conferencias que éste impartía en las mencionadas ciudades.
Cuando en octubre de 1919 se creó en Francia la revista La Vie Spirituelle,
al grupo de amigos de Bilbao le pareció que esa revista se ajustaba a lo que ellos
andaban buscando, y pensaron que podía traducirse y difundirse en España. Pero esta
iniciativa no se llevó a cabo porque los promotores de la revista francesa se opusieron,
dado que la propuesta les perjudicaba económicamente. Al fracasar este proyecto,
el grupo de Bilbao se planteó la posibilidad de crear en España una revista de características
similares, poniendo al frente de ella al P. Arintero. Esa misma idea tenía un grupo
de profesores dominicos de Salamanca, discípulos del P. Arintero, pero el grupo
de promotores de Bilbao no quiso encomendarle el proyecto, quizás por su empeño
en que la revista no fuera el órgano de expresión de ninguna escuela de espiritualidad
en exclusiva.
En 1920 se iniciaron las gestiones para la fundación de la nueva publicación. Se
creó la Editorial FIDES, con el objetivo de encargarse, en primer lugar, de las
cuestiones administrativas, de la publicidad y del mantenimiento económico de la
revista y, posteriormente, de editar obras relacionadas con la mística. Dicha editorial
puso al frente de la revista, como director, al P. Arintero, encomendándole la tarea
de velar por la unidad de criterio. El primer Secretario fue el prestigioso exégeta
dominico Alberto Colunga, que había sido alumno del P. Arintero. En enero de 1921
salió a la luz el primer número. La revista comenzó siendo mensual hasta 1937, año
en que pasó a ser bimensual y continúa siéndolo hasta el día de hoy. El nombre de
la revista fue elegido por el P. Arintero; en un principio pensó llamarle Vida interior,
pero pronto cambió de idea. Desde 1994 pasó a denominarse Vida Sobrenatural (sin
el artículo delante).
En el primer artículo de la revista, titulado A nuestros lectores, el P.
Arintero expuso con claridad los objetivos de esta publicación. Se trata de estudiar
a fondo, de dar a conocer y hacer sentir en la medida de lo posible «los inefables
misterios y portentosas maravillas de la vida de la gracia». «El fin y el plan de
nuestra revista -dice en el mismo lugar- son, pues, exactamente los mismos de su
hermana francesa, La Vie Spirituelle. Como ésta, se propone a los deseos
de muchísimos sacerdotes y fieles que desde hace ya largo tiempo pedían un órgano
periódico para la enseñanza de la espiritualidad cristiana. Así trata de cuanto
se refiere a la vida espiritual. Se dirige:
A los miembros del clero, a quienes facilita el estar al corriente de las
graves cuestiones de teología acética y mística; en particular a los directores
de almas, que aquí hallarán enseñado por eminentes maestros el tan delicado arte
de la vida espiritual.
A los miembros de las comunidades religiosas, que tienen sumo interés en
poseer a fondo la doctrina y la práctica de esa vida.
A los directores de obras de celo, a quienes la Revista quiere ayudar a
infundir en sus grupos una vida profundamente cristina.
A todos los cristianos de buena voluntad, que tienen sincero deseo de crecer
en conocimiento y amor de Dios.
La Revista se esfuerza por excitar en las almas una piedad firme, ilustrada, fundada
en sólida doctrina. Por eso ha escogido la mayor parte de sus colaboradores entre
teólogos igualmente versados en la ciencia sagrada y en el arte de la dirección
de las almas».
En ese mismo artículo el P. Arintero señala que esta revista no es el órgano exclusivo
de ninguna escuela y que se inspira constantemente en la doctrina tradicional. Su
enseñanza quiere ser la de los grandes maestros de la espiritualidad, en particular
la de santo Tomás de Aquino.
Para llevar a cabo sus objetivos la revista se dividió desde el principio en cinco
secciones: una sección doctrinal (hoy denominada «Estudios»), una sección litúrgica
(denominada en su origen «Ecos litúrgicos»), una sección hagiográfica (llamada en
un principio «Ejemplares de vida sobrenatural» y hoy «Testigos»), una sección de
«Textos antiguos», en la que se recogen textos de autores clásicos de difícil localización,
o textos de autores actuales (esta sección se denomina actualmente «Escuela de Vida»)
y, finalmente, hay una sección bibliográfica destinada principalmente a reseñar
libros relacionados de algún modo con la espiritualidad. Después de la muerte del
P. Arintero se han ido publicando, en sección aparte, los favores recibidos por
su intercesión. Desde el principio cada número contiene ochenta páginas. Hasta 1995
inclusive el formato era de 12x18,5 cm.; a partir de 1996 se amplió a 12,7x20 cm.
La revista fue acogida con entusiasmo, entre otras razones, por ser entonces la
única en su género; fue elogiada por varios obispos españoles. Pero en los dos primeros
años el número de subscripciones fue más bien escaso, de tal modo que la editorial
patrocinadora se endeudó, llegando a deber una gran cantidad de dinero. De no haber
sido por D. Manuel Weglison, amigo del P. Arintero, que residía en Madrid y estaba
casado con una de las dirigidas del fraile dominico, hubiera tenido que cerrase.
Manuel Weglison compró los derechos de la Editorial Fides, y con ella la Revista,
y la entregó a los frailes dominicos del convento de San Esteban de Salamanca. Desde
1923, los frailes fueron los únicos propietarios de la publicación. Desde entonces
comenzaron a aumentar el número de subscriptores y se puso sanear su economía. Ya
en 1927 la tirada era de 2000 ejemplares por número, de los que 152 se distribuían
en el extranjero. Aunque hay que suponer que el número de subscriptores era algo
menor al de la tirada, aún así el número de subscriptores era muy significativo.
Mayor era todavía el número de lectores, pues muchas de esas subscripciones eran
de conventos y monasterios.
A la muerte del P. Arintero le sucedió al frente de la dirección Fray Ignacio Menéndez
Reigada, O.P. (1928-1933); a él le sucedió Fray. Sabino Martínez Lozano, O.P. (1933-1966);
luego estuvo de director Fray Arturo Alonso Lobo, O.P. (1966-1983); después le sucedió
en el cargo Fray Armando Bandera, O.P. (1983-1993); a continuación Fray Pedro Fernández,
O.P. (1994-2001); desde el año 2001 hasta 2009, Fray Manuel Ángel Martínez, O.P.;
y en la actualidad, desde enero de este mismo año 2010, Fray Julián de Cos, O.P.
A partir del Capítulo Provincial de 1978 la revista pertenece a la Provincia dominicana
de España. En 1992 la Provincia de España incorporó la revista a la Editorial San
Esteban, quedando su sede legal en el convento de San Esteban. Según los nuevos
estatutos aprobados por el Consejo de Provincia, celebrado en el convento de San
Gregorio de Valladolid, el 27 de febrero de 2001, el Director de la revista debe
ser nombrado por el Prior Provincial de la Provincia de España, una vez consultado
el Consejo del convento de San Esteban. El nombramiento se hace por cuatro años,
pudiendo ser prorrogado en su cargo. También compete al Prior Provincial, a propuesta
del Director de la revista, el nombramiento de los otros miembros del consejo de
redacción: Secretario, Administrador, Promotor de la causa del P. Arintero y un
vocal.
La revista distribuye 597 ejemplares en España, 142 en el extranjero, envía 34 revistas
gratuitas en España y 17 al extranjero, mantiene canje con 20 revistas españolas
y 17 extranjeras (en total unos 739 envíos).
Los lectores son principalmente miembros de comunidades religiosas; en menor número
son también laicos; y están repartidos por los cinco continentes. El hecho de la
desaparición de algunas comunidades religiosas y la avanzada edad de algunos de
los lectores, o incluso su defunción, hace que vayan disminuyendo, pues las nuevas
subscripciones (pocas) no llegan a cubrir las bajas.
Los artículos provienen de gente que los envía espontáneamente; para algunos números
monográficos se piden expresamente a los colaboradores, en su mayoría frailes dominicos
de la Provincia de España, Aragón y el Rosario.
Aneja a la revista está la promoción de la causa de canonización del P. Arintero.
Hasta ahora la actividad más importante en este sentido es la de dar a conocer su
figura mediante la publicidad realizada por medio de estampas y devocionarios que
se envían a gente interesada o se distribuyen a través de la iglesia de San Esteban.
Con el mismo objetivo, a partir de febrero de 2006, va a distribuirse un boletín
informativo.
La revista publica y distribuye además una serie de libros de espiritualidad en
la que hay un bloque dedicado a las obras del P. Arintero.